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viernes, 25 de mayo de 2012

EN ALGUN LUGAR

Por: Patricia Araceli Rios Abad

Una vez en lugar que nadie conoce y al que nadie nunca pudo llegar, en un tiempo que nadie recuerda, pasó una historia que nunca nadie pensó, fue como un sueño de no despertar, una historia como la brisa, sin rumbo, sin fin.

Cerca del rio de la alegría y de la ciudad del amor se encontraba ella no sé exactamente donde, pero ahí estaba sola con sus pensamientos en un lugar de color, hasta que llegó él como un ráfaga de viento, era alto de ojos color claros y cabellos oscuros, le preguntó.

- qué tan lejos estoy de...
Sin dejarlo terminar respondió
- tan lejos como quieras estar de ahí...
- no sabes siquiera a dónde quiero llegar.
- Aquí no se necesitan las palabras, basta oír el viento para saber, calla y escucha.

Se quedaron silenciosos sin escuchar más que el viento, no necesitaron las palabras para saber todo el uno del otro y comenzaron a caminar por un sendero que los llevó a la ciudad, ahí ella le mostró a la banda, que nunca dejaba de tocar tonadas alegres, le preguntó a los alegres habitantes del lugar, le mostró todo, cada rincón de la ciudad y cuando había olvidado a dónde quería llegar, solo pudo pensar en ella, ella lo sabía y solo pudo pensar en él.

Después de un tiempo, ¿cuánto? exactamente no lo puedo saber, él preguntó dónde estaba y ella le dijo:

-En mi reino, donde todo es alegría.
Él sonrió y le dijo de repente
- Tienes un nombre
- Un nombre? No
- Te pondré uno, si me dejas te llamaré Lucy
- y, ¿cuál es tu nombre?
- Chris

En ese momento nadie supo de dónde, ni yo, apareció Miedo, como todos lo llamaban y apartó Chris de Lucy y le dijo por el viento no te acerques a ella, porque yo seré el dueño de esta tierra y ella es parte de esta tierra. "Fue entonces que el viento sopló más fuerte que nunca, ya todos se habían escondidos, menos Lucy, que estaba firme para parada frente a Miedo, sus largos cabellos flotaban con el viento, su delgada figura se reflejaba en el suelo cual espejo, sus grandes y negros ojos hubieran penetrado a cualquiera cual espadas, su sonrisa se borró de sus labios y entonces Chris se levantó y utilizó el viento y gritó como una tormenta  "Déjala, quédate con todo, pero deja a mi amor", la banda tocaba una canción de guerra por primera vez, el miedo se sintió desde la ciudad hasta el río cuando Lucy gritó:

- Basta Miedo ¡Es hora de que te marches porque todo acabó para tí! No más riñas; no más peleas, no más MIEDO! Todos salgan ya de sus escondites y escuchen por desde hoy miedo no volverá a entrar aquí a perturbar mi paz y la de ustedes!

Si una vez te quise fue porque eras dulce, porque eras tú, pero mi creador te ha cambiado, para que me cambies, ve y dile que no logro su cometido y que encontré a quien antes debí encontrar, que llegó cuando debía llegar y adonde debía llegar.

Entonces todos salieron de sus escondites y Chris se acercó a Lucy y vio todo a su alrededor y dijo a Miedo "Vete y para esta tormenta que has desatado, no vuelvas; has hecho estragos en este lugar y nada podrás arreglar ahora".

Miedo enfureció y gritó si usar más el viento
- No me iré porque esto me pertenece y ella también y si no la tengo yo, no la tendrás tú. Y, lanzó un rayo hacia Lucy, pero con un reflejo Chris se atravesó entre ella y el rayo y cayó al suelo herido. Lucy gritó
- NO! Y sus lágrimas callaron.

Ella nunca había llorado y con sus primeras lagrimas todo comenzó a cambiar, la ciudad oscureció no más color, no más vida, la banda dejó de tocar sus tonadas alegres y las cambió por unas tristes, el río no era más de la alegría ahora era el río de la tristeza y la ciudad, la ciudad del llanto, Lucy lloró y con ella todos los que los rodeaban, Miedo huyó y jamás se volvió a ver cerca.

Y, en la ciudad que nadie nunca podría encontrar y que nadie conoce, donde el tiempo nadie lo recuerda, cerca del río de la tristeza y la ciudad del llanto, en la soledad de un silencio que se escapa y de enamorados eternos que tal vez se verían solo en sueños de noches estrelladas.


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