Foto: Wara Godot Ruiz
Comentario sobre Ñanderu Tüpa Regua Ñande Reko Rupi (Teología Guaraní) de Gabriel Siquier, sj, (Tiaröpiru), traducido y compilado por Elías Caurey
Comentario sobre Ñanderu Tüpa Regua Ñande Reko Rupi (Teología Guaraní) de Gabriel Siquier, sj, (Tiaröpiru), traducido y compilado por Elías Caurey
Se me invade un sentimiento de pudor, de temor sagrado, de gran respeto y
de profunda humildad en el momento de comentar este libro, sin estar presente,
sin haber podido al menos compartir un delicioso mate y saludarnos mutuamente
en forma tangible y presencial. Pero tal como se hace en el mundo andino,
quisiera pedir permiso a las y los presentes, la pachamama, la comunidad guaraní y al mundo espiritual en este
momento, para poder entrar en contacto con la riqueza espiritual de un pueblo
que ha sufrido durante siglos los atropellos de la ”modernidad” occidental, el
colonialismo europeo y el neocolonialismo actual, y que recién fue reconocido
como Territorio Autónomo dentro del Estado Plurinacional de Bolivia. Me inclino
ante el legado del P. Gabriel Siquier o Tiaröpiru,
y expreso mi admiración por el trabajo de compilación, traducción y
sistematización de Elías Carey, sociólogo y antropólogo guaraní, comprometido por
la causa de su pueblo y la búsqueda del Ivi Maraëi o Tierra
sin Mal.
La presente publicación es una producción mancomunada e intercultural en el
sentido literal de la palabra, entre dos épocas, dos personajes, dos trasfondos
civilizatorios e inclusive dos diferentes acercamientos del saber humano. Por
un lado, tenemos los escritos del sacerdote Gabriel Siquier sobre Teología
Guaraní o la “Enseñanza acerca de Dios a partir de la cultura guaraní”, tal
como el Tiaröpiru, como fue llamado
cariñosamente por la gente en Charagua, se lo ha redactado entre 1990 y 2002, y,
por otro lado, las notas y los estudios sobre este legado por Elías Caurey,
destacado antropólogo y sociólogo. Un
sacerdote karai o extranjero
inculturado y un académico guaraní comprometido por la causa indígena se
encuentran, a través del tiempo y espacio, en este libro.
Como se sabe, la publicación consiste de dos partes. La primera, una
introducción sistemática al tema del pueblo guaraní y su espiritualidad, como
también a la figura emblemática y casi ya legendaria del P. Gabriel Siquier,
redactado por Elías Caurey. Y la segunda parte, una reproducción cuidadosamente
editada de escritos y anotaciones del P. Gabriel Siquier, sobre la Teología
Guaraní. La primera parte de unas 74 páginas nos da una buena introducción a
los principales temas de la espiritualidad guaraní, tal como fueron gestándose
y desarrollándose a lo largo de casi 40 años de labor pastoral del Tiaröpiru. Y la segunda parte, de unas
130 páginas, el resumen del pensamiento de éste acerca de lo que se suele
llamar “Teología Guaraní”.
El libro refleja el gran esfuerzo hecho por Elías Caurey de recuperar el
inmenso legado de Gabriel Siquier quien ha dejado más de 40 archivadores de
material, entre notas, bosquejos, escritos y observaciones, que son un tesoro
aún por levantar. El período al que corresponden los escritos editados en este
libro, cubre básicamente los años 1992 hasta 2002. Tal como lo anota el editor
en su introducción, son el fruto de una “tercera Ilustración” que tiene que ver
con el Quinto Centenario de la Conquista y que dio un giro “cultural” a la
Teología de la Liberación latinoamericana. No solo en el caso guaraní, sino en
todo el continente de Abya Yala, empezó
un proceso de decolonización epistémica y de la recuperación de sabidurías y
espiritualidades que habían sido invisibilizadas por la hegemonía de la
episteme occidental.
Surgieron, entonces, diferentes tipos de teologías indígenas o teologías “indias”,
tal como se las conoce en Abya Yala,
entre ellas la andina, la maya, la nahua, la mapuche, pero también la guaraní.
En este esfuerzo, la labor del P. Gabriel Siquier ha sido trascendental, y la
edición de esta publicación por Elías Caurey resulta ser un momento de gran
satisfacción y motivo de agradecimiento, porque permite seguramente avanzar aún
más en la recuperación de la gran riqueza espiritual y teológica del pueblo
guaraní.
En los años 2006 a 2008, tenía el privilegio de guiar un proyecto de
sistematización de Teología Andina, organizado por el ISEAT (Instituto Superior
Ecuménico Andino de Teología) en La Paz. El resultado de ese trabajo son dos
tomos de “Teología Andina” que constituyen, junto a otros muchos esfuerzos, una
base para avanzar en la tarea de una inculturación más profunda de la fe
cristiana. Muchos de los problemas que se señalan en el presente libro, también
se dieron en aquel tiempo. ¿Se puede hablar de “teología”? ¿Hay una noción
equivalente a la occidental “Dios” en las culturas indígenas? ¿Por qué no
hablar de “espiritualidad” o “cosmo-espiritualidad” en vez de “teología”? ¿Cómo
articular el universo religioso cristiano de procedencia semita-helénica con el
universo religioso andino o guaraní? Y finalmente: ¿Quiénes son las y los
protagonistas de una tal “teología” o “Ñanderu
Tüpa Regua Ñande Reko Rupi”?
La problemática se encuentra también en el presente libro. El P. Gabriel
Siquier, a pesar de una inserción de cuarenta años en Charagua y el dominio
casi perfecto de la lengua guaraní, seguía luchando con las discrepancias
culturales, problemas de traducción lingüística y cultural, problemas de una
hermenéutica diatópica intercultural. Y lo mismo ocurre, por supuesto, en el
intento de Elías Caurey de sistematizar este pensamiento y estas ideas.
Una cosa es evidente: no se trata de una teología académica, de una
teología en base a textos, sino de una teología vivida, experimentada, en forma
colectiva, ritual, cotidiana, simbólica, hasta paradójica. La convicción básica
de Gabriel Siquier, y de todas las personas que se adentran en la aventura de
teologías indígenas, es el hecho de que lo divino se manifiesta en todas las
culturas, pueblos, religiones, épocas y lenguas. Y que el theologumenon principal de la “vía cristiana”, la encarnación de lo
divino, se puede y debe traducir en términos de cultura y civilización: “Dios
se hace cultura”. Y como no existe “la” cultura en sentido general, hay que
contextualizar más: “Dios se hace culturas”. Por lo tanto, Dios se hace andino,
guaraní, mojeño, chiquitano, pero también mestizo/a, blanco/a, inclusive judío,
hindú, musulmán. Suena escandaloso, pero no lo es, sino una consecuencia de la
convicción de que lo divino no tiene límites en la manera de hacerse
manifiesto.
Josef Estermann