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miércoles, 2 de marzo de 2022

Julio Romero Yaguari: Un referente de la lingüística guaraní

Foto: Araceli Rios

Por: Elías Caurey*

Ñane ñeere yayemongueta yave, ñande rëtara Julio Romero Yaguari oyapo vaereko yayepɨta ani yayekota. Kuae ñande rëtra jetako ombaekuatia ñane ñeere, ombojɨsɨ ñandeve kereïtako yambaekuatia vaerä, oeya ñandeve mbovɨkatu tembikuatia reta, jaeramo yayekoutako jese.

Karumbo irügue, kuaraɨ oikema ojo yave, ovaë cheve ñee pɨchɨi, keɨ Julio omano vae. Cherete chɨɨ! ayandu. Ara putumimbi cheve, cheäechako aguapɨ aï. Mbeguepe! Ojoye cheä cheretepe. Chekɨrɨrɨ aï jare chepɨape ayemongueta aï, chemaendua roparavɨkɨse vae jare royemonguetase vae:

Aikua keɨ Julio jaeramo ayemboe aiko yave, kunumi aiko jayave. Kaamipe royu yemboatɨpe, jae omee oreve yemongueta ñane ñeere. Chemopɨa kañi arakua guɨnoi ñeere vae, ipokɨ. Chepɨape jae: “kuri, aipotaecha aikuaa joko raï ñane ñeere”. Amae jese ñee iya rami.

Payandepo juri oasama yave, aechayee, Charaguape ojo oyemongueta oreve ñane ñeere, kereïko yambaekuatia vaerä achenguetɨ ndive. Jokope rore koë seri royemongueta ñande rekore jare ñane ñeere.

Jokuaeguɨve, royemonguetañui mbapaka rupi ani jeibu jei rupi; yepetei pɨtu ɨma, omondotako iñee cheve, aparandu mbae chupe yave, jae oimeñui ñee guɨnoi. Aeni ojo vaerä chemborɨ, jae ojo; ojo oyemongueta taɨrusu reta ndive, amboyupavo ombaekuatia vaerä ñane ñeepe yave; jare, jokoguɨye ojo chemborɨ ambojɨsɨ kavi vaerä ñane ñeepe cherembikuatia “Yayandu ñeere” ayapo aiko yave.

Iyemongueta mbegue jare ipɨaguasu reve oporomboe ñane ñeere. Oyemoambeko avei ñane ñee imbaekuatiare, oyemboe jese, oyapo tembikuaria reta jare oipota rupi ojo omoeräkua.

Añave ojoma Ɨvɨ maraëɨ kotɨ, ereï oipea oeya tape yandeve yambaekuatia kavi vaerä ñane ñeepe, yayekou vaerä iyarakuaare. Ikaviko, mburuvicha reta yemboe regua ani ñane ñee regua, oeka ombojee metei yemboe renda ñande kuatiapo Julio jee ndive, jokope yayemboe vaerä ñane ñeere.

Yasoropai! keɨ Julio, jekuae avei omae orere, eyuñui epou ñandepɨrɨ areteguasu iarape…

Hablar de la lingüística guaraní desde lo guaraní es ineludible hacer referencia a Julio Romero Yaguari. Es uno de los guaraní que ha realizado aportes importantes al desarrollo de la gramática guaraní, sus publicaciones son testigo factico y que nos ha dejado como legado de un guaraní para la Nación Guaraní.

Hace dos días (el 28 de febrero), cuando los rayos del sol se ocultaban al oeste, me llegó la noticia de que mi hermano mayor Julio había fallecido. Mi cuerpo se estremeció. Todo se me oscureció, sentí no ser yo el que estaba sentado. De a poco, mi ánima volvió a mi cuerpo. Estoy en silencio y digiriendo la noticia, fui recordando el trabajo que hacíamos y de lo que solíamos hablar:

El 2001 conocí a Julio en la ciudad de Camiri, en ocasión de un encuentro de estudiantes universitarios guaraní. Yo iniciaba mi carrera y estaba habido de conocimiento por el idioma guaraní. Él nos habló sobre la importancia de la escritura guaraní, quedé impresionado por su dominio del tema. En voz baja dije: “algún día, me gustaría conocer así el guaraní”. Lo vi como un verdadero dueño de la palabra.

Después de 18 años lo volví a ver, esta vez en Charagua, fue a dar una charla sobre la escritura del idioma guaraní en función a su alfabeto. Platicamos tanto que, casi nos pilla el amanecer, hablamos sobre nuestro modo de ser y nuestro idioma, de sus fortalezas, debilidades y desafíos.

Desde ese encuentro en Charagua nuestras conversaciones fueron constantes. Lo hacíamos a través del teléfono y del Facebook; a pesar de la alta hora de la noche, cuando le hacía consultas, él siempre me respondía y tenía una respuesta. Cuando le llamaba para que venga a apoyarme, él ahí estaba; fue a dar una charla a los jóvenes del taller de literatura guaraní; estuvo apoyándome en la edición en guaraní de mi poemario “Yayandu ñeere”.

Su hablar pausado y su paciencia para enseñar el idioma guaraní lo hacía diferente. Siempre andaba preocupado por la lingüística guaraní, lo estudiaba, escribía y daba charla por los lugares donde lo iba.

Ahora que está en la Tierra sin mal, nos ha dejado un camino abierto para trabajar en la escritura guaraní, para que disfrutemos y aprovechemos sus conocimientos dejado en los libros. Nos parece pertinente que, las autoridades educativas y del idioma guaraní, nombren a un centro de formación sobre el idioma guaraní con el nombre de Julio, en conmemoración a su legado.

¡Gracias! Julio, mi hermano mayor, no dejes de mirarnos, no dejes de venir a visitarnos en el gran día verdadero….


Julio Romero Yaguari (1957-2022)

“Participó en 1984 en el typeo de los borradores, adicciones, estudios y análisis gramaticales y lingüística del presente Diccionario. Fue traductor por nueve años en Sociedad Bíblica Boliviana y en ALFALIT Boliviano se desempeñó como liguista y traductor. Fue profesor de guaraní en la Capitanía Kaami. Autor del libro La Gramática Elemental del idioma guaraní. Ganador del primer premio en el CONCURSO NACIONAL DE LITERATURA INDÍGENA ORIGINARIA “PARA VIVIR BIEN”. Tiene autoría con otros Diccionario Guaraní – Castellano con la Edición BIBLOS. [… fue] Presidente de la Fundación HABLE Guaraní…” (Texto extraído del diccionario “Ñane ñeerɨru”).

Julio Romero, junto a su hermano Pablo, participaron en la traducción de la biblia al idioma guaraní. Era pastor evangélico de la “Iglesia Dios es Luz Camiri”, quien además dirigía la Radio Tembipe 90.7 FM, en Camiri.

Territorio guaraní, 02 de marzo de 2022

  

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* Elías Caurey es escritor guaraní, sociólogo y antropólogo de formación; es facilitador en el CEP Arakuaiyapo y reside en el territorio de la Autonomía Guaraní Charagua Iyambae.

 


domingo, 13 de junio de 2021

“Tutɨ (tío) panchito Fernández”: Un iyambae de Charagua Iyambae

Por: Elías Caurey
 
Foto: Benjamín Cuellar

Francisco Fernández Avapillo (1939-2021), más conocido como “Tutɨ (tío) panchito Fernández”, fue un connotado Arakua Iya (poseedor de la sabiduría) y Mburuvicha (líder) de la Nación Guaraní. Fue Capitán Grande la Zona Parapitigusu, Mburuvicha de la comunidad de Pueblo Nuevo, Presidente de la junta escolar del colegio de Pueblo Nuevo, entre otros cargos.

Hablar de tío panchito daría para más de un libro. Porque es un personaje que está en el olimpo guaraní junto a Apiaguaki Tüpa, Juan Añetï, Tarema, Chituri, Takumbo-kumbo, Kaapotɨ, Iguandurai, Mbakuire, Machirope, Ñatïrama, Rojelio Aireyu, Bonifacio Barriento Iyambae, Vicente Moreno, René Gomez, Bernabé Guillermo, Cecilio Gomez, Mateo Chumira, Elio Ortiz, Celestino Hurtado, Pablo Romero, entre otros tantos que son referente para los que quedamos y, a la vez, una tarea para escribir sobre ellos.

En esta ocasión, quiero rendirle tributo a tutɨ panchito escribiendo “algunos hechos” por lo que me hace recordarlo:

A inicio del año 2017 me encontraba investigando sobre la “teología guaraní”, siguiendo los apuntes del P. Gabriel Siquier, y era imprescindible entrevistar a tío panchito, porque eran gran amigo de Siquier (más conocido como Tɨaröpiru) y su consejero guaraní. Fue así que, una mañana de abril lo visité en su casa y apenas lo saludé, me dijo lo siguiente:

  Jaeramo yepe mbovi arama che resa opo-opo oiko, nde yepe oecha oiko, mbae ñee jare marandupa reru ñandeve, cherɨɨ? (Desde hace días tenía tic en mis ojos, ya estaba presagiando tu visita, sobrino; ¿qué novedades nos trae y qué consulta tienes?).

Así como confiaba en sus presentimientos, también era profundo en sus reflexiones; no era casualidad llamarle “Arakuaa Iya”. Él decía lo que pensaba desde su ser guaraní. Aquí les comparto dos conceptos que me dilucidaron sobre el ser y el estar. 

  “Ɨvɨ Maraëɨ jaeko ani vaerä yayuvanga ɨvɨre, yavɨa katu vaerä ñande rekore, yayangareko vaerä ɨvɨra retare, ñamoñemuña vaerä mbɨmba michi reta; jare, ñamae vaerä kerëitarako oikota ñande michia reta kuri; jare, arakuaa oëtaviko tëtagui… (La Tierra Sin Mal está como pensamiento para que respetemos y no mal utilicemos la tierra, para que vivamos feliz de acuerdo a nuestro modo de ser, para que cuidemos la naturaleza, para que criemos todo tipo de animalitos; de igual forma, para mirar el futuro de nuestros hijos y proyectarlo para que vivan bien; también, para saber que la sabiduría sale del pueblo, de entre todos…)” (En: Caurey, 2017: 31).

  “Los actuales jóvenes están muy bien formado con el conocimiento racional, saben mucho de tecnología, son profesionales, etc.; pero, ése exceso de conocimiento lo están maleando…ya no saben sentir su corazón, han perdido el don de la sensibilidad y es la causa por la que fácilmente se hacen dominar por la fuerza de la razón. Demasiada razón nos vuelve irracional”.

  Ser “iyambae” es ser autosuficiente. Es vivir de acuerdo a nuestro ñande reko. Respetar al otro y hacernos respetar. Yo siempre he tenido mi chaco, ahora mismo tengo choclo de la primera siempre y tu tía ha invitado a las mujeres a que vayan a traerse choclo, las muchachas en fileras van a traerse, mientras sus esposos están esperando trabajo de la empresa. Si hubiera sido joven, cuantas muchachas hubieran querido tenerme (risa). No digo que está mal ir a trabajar en las empresas o instituciones, sino esos trabajos tiene que ser complementario a lo que uno produce en su comunidad, para su familia…

En septiembre de 2020 fue la última entrevista que le hice al tutɨ panchito y hablar con él transmitía paz interior, porque tenía un guaraní muy pulcro y empleaba bastante los diminutivos, como se puede apreciar en el minuto 1:15 del video “el idioma guaraní en la autonomía indígena” (disponible en el siguiente enlace: bhttps://www.youtube.com/watch?v=1JchulT7_DM&t=83s). Además, era una persona amena y ocurrente. En una ocasión los escuché platicando con mi abuelo, yo aún era un niño y vivíamos en Ipitakuape; era de noche, entre sueño sus risotadas no me dejaban conciliar el sueño y contaban lo siguiente:

  Abuelo Rufino: Te cuento cherɨvɨ (mi hermano menor) que hace un mes fui a mi chaco con machete en mano, una cuerda (para amarrar la leña que iba a traer a la vuelta) y mis perros me siguieron. Cuando ya estaba por llegar al chaco, los perros dispararon para el monte. Después de algunos minutos comenzaron a ladrar. Fui a ver qué era. Para mi sorpresa, tenían a un pecarí (tayasu) en el hueco de un tronco, ahí se había refugiado. Como no tenía fusil no sabía cómo matarlo; así que, ahí mismo me la ingenié: tapé un lado del agujero del tronco y puse mi cuerda en el otro agujero y con el machete golpee al tronco y al asustarse salió corriendo y ahí lo enlace del cuello, de esa forma lo he cazado. Ya no llegué a mi chaco, me vine con mi presa para la casa.

  Tutɨ panchito: A mí me paso algo parecido keɨ (hermano mayor). Después del almuerzo me fui al baño para el monte, mis pobres perros me siguieron. Ya cuando estaba alejado de la casa (antes era costumbre ir al baño para el monte, por eso se iba lejos de la casa porque no había la costumbre de tener letrina o wáter) los perros corrieron, casi me tumban dejar, aparte que yo iba apurado. Después de un rato comenzaron a ladrar. ¡Qué será, dije! Se me pasaron las ganas, fui corriendo. Para mi sorpresa, tenían a varios jabalíes (taitetu) en el hueco de un tronco gigante, ahí se habían refugiado, eran cinco. No sabía qué hacer, así que ahí mismo pensé rápido: tapé con palos los dos agujeros del trono, para que no salgan; los perros dejaron de ladrar. Así que, volví a la casa, con hacha y machete en mano hice camino hasta llegar al tronco, luego llevé mi carreta hasta allá, me hice ayudar con mis vecinos para alzarlo y lo traje al patio de mi casa. Cuando tenía gana de comer taitetú sacaba para carnear.

En el velatorio conversaba con la tía Carmen Miguel, la compañera de vida de tío panchito, y me decía “tu tío hablaba solo, se acordaba de los lugares que había recorrido, yo lo acompañaba hasta que me lastimé la rodilla y ya me quedé en casa. Por las noche lo escuchaba decir sobre la importancia de la coordinación para el trabajo organizativo, renegaba de que algunos dirigente jóvenes no lo hacen. Su chaco fue gran preocupación, hasta el año pasado él ha sembrado, siempre había yuca, camote, maíz y frijol. Él solo dos veces fue a probar trabajo en otro lado, una vez fue a la zafra y otra a una hacienda; pero, solo para saber cómo era; de ahí nunca más lo hizo, su chaco fue su trabajo. Sus nietos fueron su adoración, incluso sus últimas palabras fue preguntar por ellos…”.

No quepa dudas, tutɨ (tío) panchito Fernández es de esos –pocos– personaje que permanecerá en la memoria colectiva, por su convicción y entrega a la causa reivindicatoria del ñande reko (modo de ser guaraní), es un “iyambae” de Charagua Iyambae y referente de Parapitiguasu.

Territorio Guaraní – Bolivia

Junio de 2021

lunes, 27 de abril de 2020

Chemburukuya Potɨ - Mi Flor de Pachío




El poema “Chemburukuya Potɨ - Mi Flor de Pachío” forma parte del poemario Yayandu Ñeere (Poemas guaraní-castellano), 2018, de Elías Caurey; libro que, ha sido ganador del Premio Plurinacional Eduardo Abaroa 2018 como mejor obra literaria publicada en la especialidad de poesía.



jueves, 11 de octubre de 2018

YAYANDU ÑEERE (Sentir la palabra)


En el marco de la XII Feria Internacional del Libro de Cochabamba, hoy  11 de octubre de 2018, hemos presentado "Yayandu Ñeere (Poemas guaraní-castellano)". Ahí les comparto el comentario realizado por la escritora cochabambina Sisinia Anze:


YAYANDU ÑEERE (Sentir la palabra)
Poemas guaraní - castellano


Para empezar, considero que debo dejar en claro que no soy experta en lengua guaraní, la lengua materna de Elías Caurey y que hace a la esencia de su literatura. Sin embargo, al igual que la mayor parte de los presentes, me es posible distinguir la importancia de las obras literarias por su contenido y el arte poético inscrito en sus páginas.

En todo caso, para poner en contexto la obra es necesario referirse a la lengua de Elías. El guaraní es la herencia, quizás la más valiosa, de un pueblo que pervive desde tiempos inmemoriales y que edificó una lengua maravillosa, un idioma tan copioso y lleno de energía que, por su majestuosidad, elegancia, nobleza y armonía, varios lingüistas lo sitúan al nivel de los idiomas que poseen fama de encontrarse entre los más hermosos que existen. La lengua guaraní es patrimonio intangible e inestimable de un pueblo que construyó lo que se ha denominado la civilización de la palabra, instituyendo a ésta como el valor primordial y sagrado de una cultura que, gracias a sus mujeres, quienes se dieron a la tarea de transmitirla a las generaciones de mestizos de la nueva nación, sobrevivió a la época de la conquista y se ha convertido en una lengua imperecedera.

Elías aprovecha magistralmente la musicalidad, el ritmo y la flexibilidad del Guaraní para escribir sus versos, logrando su objetivo: revitalizar y difundir esta lengua que es la fuente primordial de expresión de su ser y el de su gente. Magnífica expresión que, a la vez, pone al alcance de un público muchísimo más amplio, gracias a las traducciones presentadas de cada composición.

Elías Caurey es guaraní y lo pregona como debe ser, con gran orgullo. Nacido en Ipitakuape, Charagua se confiesa seducido por un sentimiento de reconciliación con uno de los más altos valores culturales vinculado a sus raíces. Es así que la búsqueda de su palabra se convierte a la vez en la constante búsqueda de su lengua. Un universo que se le proyecta enigmático y cuyos misterios anhela descifrar. Sus poemas son una espectacular colección de momentos, de paisajismos del alma de un pueblo milenario que perdura en el tiempo inalterado en su esencia. Paisajes que no son sólo fotografías de la realidad, sino también dibujos del mundo interior melancólico de Elías. El resultado en conjunto es admirable, en especial la plenitud de matices y el registro minucioso del más mínimo temblor sentimental que logra expresar en sus versos. Elías no busca precisar sino sugerir, con su sensibilidad extraordinaria, el mágico mundo guaraní.

Sus versos son obsesivos bocetos de su pueblo, con sus luces y acento. Sus composiciones buscan de alguna manera difundir al mundo la mágica cosmogonía guaraní. Es un maestro del sentimiento sutil, de la sensación vaporosa, un poeta en el sentido más noble de la palabra.

Leer poema

Elías en YAYANDU ÑEERE logra con éxito nada menos que reavivar el latido de una cultura que merece ser descubierta, no sólo por la singularidad y belleza de su lenguaje, sino también por su valiosa historia, misma que a pesar de las adversidades de una era contaminada por la modernidad procura subsistir pura e intacta. Recomiendo leer este poemario y dejarse seducir por la magia del autor y una de las lenguas más hermosas del mundo.

viernes, 30 de junio de 2017

DIOS SE HACE CULTURA

Foto: Wara Godot Ruiz

Comentario sobre Ñanderu Tüpa Regua Ñande Reko Rupi (Teología Guaraní) de Gabriel Siquier, sj, (Tiaröpiru), traducido y compilado por Elías Caurey

Se me invade un sentimiento de pudor, de temor sagrado, de gran respeto y de profunda humildad en el momento de comentar este libro, sin estar presente, sin haber podido al menos compartir un delicioso mate y saludarnos mutuamente en forma tangible y presencial. Pero tal como se hace en el mundo andino, quisiera pedir permiso a las y los presentes, la pachamama, la comunidad guaraní y al mundo espiritual en este momento, para poder entrar en contacto con la riqueza espiritual de un pueblo que ha sufrido durante siglos los atropellos de la ”modernidad” occidental, el colonialismo europeo y el neocolonialismo actual, y que recién fue reconocido como Territorio Autónomo dentro del Estado Plurinacional de Bolivia. Me inclino ante el legado del P. Gabriel Siquier o Tiaröpiru, y expreso mi admiración por el trabajo de compilación, traducción y sistematización de Elías Carey, sociólogo y antropólogo guaraní, comprometido por la causa de su pueblo y la búsqueda del Ivi Maraëi o Tierra sin Mal.

La presente publicación es una producción mancomunada e intercultural en el sentido literal de la palabra, entre dos épocas, dos personajes, dos trasfondos civilizatorios e inclusive dos diferentes acercamientos del saber humano. Por un lado, tenemos los escritos del sacerdote Gabriel Siquier sobre Teología Guaraní o la “Enseñanza acerca de Dios a partir de la cultura guaraní”, tal como el Tiaröpiru, como fue llamado cariñosamente por la gente en Charagua, se lo ha redactado entre 1990 y 2002, y, por otro lado, las notas y los estudios sobre este legado por Elías Caurey, destacado antropólogo y sociólogo. Un  sacerdote karai o extranjero inculturado y un académico guaraní comprometido por la causa indígena se encuentran, a través del tiempo y espacio, en este libro.

Como se sabe, la publicación consiste de dos partes. La primera, una introducción sistemática al tema del pueblo guaraní y su espiritualidad, como también a la figura emblemática y casi ya legendaria del P. Gabriel Siquier, redactado por Elías Caurey. Y la segunda parte, una reproducción cuidadosamente editada de escritos y anotaciones del P. Gabriel Siquier, sobre la Teología Guaraní. La primera parte de unas 74 páginas nos da una buena introducción a los principales temas de la espiritualidad guaraní, tal como fueron gestándose y desarrollándose a lo largo de casi 40 años de labor pastoral del Tiaröpiru. Y la segunda parte, de unas 130 páginas, el resumen del pensamiento de éste acerca de lo que se suele llamar “Teología Guaraní”.

El libro refleja el gran esfuerzo hecho por Elías Caurey de recuperar el inmenso legado de Gabriel Siquier quien ha dejado más de 40 archivadores de material, entre notas, bosquejos, escritos y observaciones, que son un tesoro aún por levantar. El período al que corresponden los escritos editados en este libro, cubre básicamente los años 1992 hasta 2002. Tal como lo anota el editor en su introducción, son el fruto de una “tercera Ilustración” que tiene que ver con el Quinto Centenario de la Conquista y que dio un giro “cultural” a la Teología de la Liberación latinoamericana. No solo en el caso guaraní, sino en todo el continente de Abya Yala, empezó un proceso de decolonización epistémica y de la recuperación de sabidurías y espiritualidades que habían sido invisibilizadas por la hegemonía de la episteme occidental.

Surgieron, entonces, diferentes tipos de teologías indígenas o teologías “indias”, tal como se las conoce en Abya Yala, entre ellas la andina, la maya, la nahua, la mapuche, pero también la guaraní. En este esfuerzo, la labor del P. Gabriel Siquier ha sido trascendental, y la edición de esta publicación por Elías Caurey resulta ser un momento de gran satisfacción y motivo de agradecimiento, porque permite seguramente avanzar aún más en la recuperación de la gran riqueza espiritual y teológica del pueblo guaraní.

En los años 2006 a 2008, tenía el privilegio de guiar un proyecto de sistematización de Teología Andina, organizado por el ISEAT (Instituto Superior Ecuménico Andino de Teología) en La Paz. El resultado de ese trabajo son dos tomos de “Teología Andina” que constituyen, junto a otros muchos esfuerzos, una base para avanzar en la tarea de una inculturación más profunda de la fe cristiana. Muchos de los problemas que se señalan en el presente libro, también se dieron en aquel tiempo. ¿Se puede hablar de “teología”? ¿Hay una noción equivalente a la occidental “Dios” en las culturas indígenas? ¿Por qué no hablar de “espiritualidad” o “cosmo-espiritualidad” en vez de “teología”? ¿Cómo articular el universo religioso cristiano de procedencia semita-helénica con el universo religioso andino o guaraní? Y finalmente: ¿Quiénes son las y los protagonistas de una tal “teología” o “Ñanderu Tüpa Regua Ñande Reko Rupi”?

La problemática se encuentra también en el presente libro. El P. Gabriel Siquier, a pesar de una inserción de cuarenta años en Charagua y el dominio casi perfecto de la lengua guaraní, seguía luchando con las discrepancias culturales, problemas de traducción lingüística y cultural, problemas de una hermenéutica diatópica intercultural. Y lo mismo ocurre, por supuesto, en el intento de Elías Caurey de sistematizar este pensamiento y estas ideas.

Una cosa es evidente: no se trata de una teología académica, de una teología en base a textos, sino de una teología vivida, experimentada, en forma colectiva, ritual, cotidiana, simbólica, hasta paradójica. La convicción básica de Gabriel Siquier, y de todas las personas que se adentran en la aventura de teologías indígenas, es el hecho de que lo divino se manifiesta en todas las culturas, pueblos, religiones, épocas y lenguas. Y que el theologumenon principal de la “vía cristiana”, la encarnación de lo divino, se puede y debe traducir en términos de cultura y civilización: “Dios se hace cultura”. Y como no existe “la” cultura en sentido general, hay que contextualizar más: “Dios se hace culturas”. Por lo tanto, Dios se hace andino, guaraní, mojeño, chiquitano, pero también mestizo/a, blanco/a, inclusive judío, hindú, musulmán. Suena escandaloso, pero no lo es, sino una consecuencia de la convicción de que lo divino no tiene límites en la manera de hacerse manifiesto.

Quisiera felicitar a la editorial Fundación Centro Arakuaarenda, a la orden de los jesuitas en Bolivia, pero en forma especial a Elías Caurey, por haber logrado esta publicación que da testimonio de los muchos caminos de lo divino en culturas y pueblos. Y que este libro sea motivo de alegría y de la voluntad de seguir adelante en este Ñande Reko hacia la gran utopía del Ivi Maraëi que no es otra cosa que el Reinado de Dios bíblico.


Josef Estermann

lunes, 5 de junio de 2017

Ñanderu Tüpa Regua Ñande Reko Rupi (Teología Guaraní)


El libro "Gabriel Siquier: Ñanderu Tüpa Regua Ñande Reko Rupi (Teología Guaraní)", con Estudio y Notas de Elías Caurey, será presentado el día sábado 10 de junio del presente a las 21:00 en la Feria Internacional del Libro de Santa Cruz. Cordialmente invitados y gracias por difundir la nota.

A continuación compartimos con ustedes la reseña que ha elaborado la socióloga guaraní Marcia Mandepora, quién también estará de comentarista en la presentación. 



TÏAROPIRU IÑEMONGETA
(PENSAMINTO DE TÏAROPIRU)
  
Por: Marcia Mandepora

Sabía que en algún momento iba tener el privilegio de comentar acerca de la vida de Tïaropiru. Gracias a Elías por esta oportunidad que me da para escribir unas líneas sobre su nueva producción, un hermano guaraní incansable, curioso, inquieto, preocupado por contribuir al fortalecimiento de la cultura guaraní. Muy admirable, porque se atrevió a hurgar, a entender y a explicar la Teología  Guaraní del manuscrito del P. Gabriel Siquier, que en guaraní de cariño le decimos Tïaropiru, un personaje muy querido en el pueblo guaraní,  estoy segura que muchos de sus discípulos lo recuerdan con mucho aprecio por sus enseñanzas, sus bromas, por sus esbozos para ejemplificar un tema, por la forma como hablaba o pronunciaba el guaraní, son muchos rastros que quedan en la vida de las personas que compartieron con él.

Elías asumió desafío muy importante, porque logró sacar a la luz el acumulo de conocimientos del pueblo guaraní que por mucho tiempo estuvo guardado, tal vez la explicación del por qué no se publicaron la entendamos con la opinión de uno de los entrevistados, quien compartió con Tiaropiru comentó lo siguiente: “al Tiaropiru no le gustaba escribir: “che amboeteko ñande reko, aikuatia yave, jaemako mbeguepe omanota ñande ñee jare aiporu kaviä echa cheve ñee” (yo respeto nuestro modo de ser, si escribo puede que la palabra se vaya muriendo por sí misma y siento que es como traficar con el idioma)”. Tïaropiru, logró introducirse en la profundidad de la comunidad y la comunidad le confió todos sus conocimientos a través del tiempo; y el Padre Tiaropiru comprendió la confianza; y en reciprocidad a esta confianza tomó la decisión de no publicar cuestiones que tocan el propio ser de la comunidad, pues estaba convencido de que muchos elementos no pueden ser expuestas por lo sagrado que representa, y que podrían ser susceptible de distorsión, apropiación o negociación.

Pero, lo cierto es que la realidad del pueblo guaraní de ayer con la de hoy ya no es la misma, cada vez nuestra cultura, nuestro idioma, nuestros conocimientos y saberes van desapareciendo, por lo que hay la necesidad de recurrir a diferentes fuentes conocimientos para que nuestra cultura perviva en el tiempo. Es en este cometido que valoro mucho la energía y la voluntad de Elías por recuperar nuestros conocimientos, por poner a disposición de todos, principalmente a disposición de los guaraní que necesitan acudir a su memoria histórica para seguir avanzando hacia la tierra sin mal.

Al parecer Tïaropiru tenía muy claro que se avizoraban cambios importantes en el pueblo guaraní, ya sea un cambio que le  permita seguir avanzando o un cambio que afecte su caminar hacia el ivi maraeï. En este sentido centró sus atenciones en la importancia de fortalecer la identidad guaraní a través diferentes acciones, una ella la formación de jóvenes, de dirigentes y mburuvichas del pueblo guaraní, como estrategia utilizaba el análisis de la realidad guaraní pero a la luz del ñee o la palabra del Ñanderu Tüpa, porque decía que Ñanderu Tüpa estaba presente y que nos escuchaba, por lo que era necesario conversar con él para que nos acompañe en nuestro caminar, además que de manera reiterativa decía que el reino de Dios se construye en vida, aquí en la tierra con las personas que necesitan vivir, disfrutar la felicidad, y no mirando el cielo, porque el cielo puede ser algo  inalcanzable, además que al Ñanderu Tüpa no le gusta personas holgazanes, sino personas luchadoras y con mucha perseverancia.

También decía que para los cambios venideros el pueblo guaraní tiene que estar preparado, fortalecido en su identidad cultural, porque los cambios pueden afectar a su identidad, pero dejaba claro que los cambios llegan con la modernidad, insistía que no es malo enfrentar cambios cuando se sabe escoger lo bueno y dejar lo malo,  para hacerse entender utilizaba el ürupe (cedazo) y decía hay saber cernir lo bueno de lo  malo. Refrendaba que no es malo ser moderno,  pero ser moderno sin dejar de ser guaraní, lo que significa que puede haber muchos cambios en la vida guaraní pero esos cambios se basan en la identidad, lo cual de manera figurada puede ser como el árbol que tiene muchos injertos pero que el tronco sigue y seguirá siendo el mismo modo de ser guaraní.

Considero que el aporte de Tïaropiru para el crecimiento del pueblo guaraní en su identidad cultural, organización política fue determinante porque muchos de los dirigentes del pueblo guaraní el algún momento de su vida han compartido los cursos, los talleres de teología, los retiros espirituales desarrollado por este misionero que anduvo por todas las comunidades del pueblo del guaraní.

Es muy oportuno este gran homenaje a Tïaropiru, un misionero que dedicó parte de su vida al pueblo guaraní, que promovió el uso oral y escrito del idioma guaraní, un hombre de  ejemplo, que aprendió hablar el guaraní para llegar al corazón o al pia de la gente, lograr su confianza; se preocupaba mucho por la situación social y económica de las comunidades guaraníes, por eso buscó siempre permanecer de cerca a los guaranís en diferentes situación, tanto así que estuvo con ellos en la zafra para tener mayores elementos y seguir con su trabajo de sensibilización.

Mi agradecimiento a la Asamblea del Pueblo Guaraní y a Arakuarenda por su confianza en Tïaropiru y ahora en Elías que le dan la posibilidad de revelar gran aporte de conocimientos para resurgimiento de la APG, el fortalecimiento del ñandereko y el idioma guaraní. Ñanderu Tüpa Regua Ñande Reko Rupi (Teología Guaraní) es una contribución para seguir impulsando investigaciones y acciones que contribuyan a crear una sociedad basada en una educación incluyente, pertinente y liberadora.


Yasoropai tuicha!
¡Muchas gracias!


Territorio Guaraní – Bolivia, junio de 2017



martes, 16 de diciembre de 2014

“Elio Ortiz es el más grande de las letras guaraní”

Estudio. El sociólogo y antropólogo Elías Caurey presentó en La Paz su libro Arakuaa Jembo, sobre la comunidad guaraní y que está dedicado a su amigo y colega Elio Ortiz

Foto: Ahmed Rios Abad
Elías Caurey ha escrito varios libros sobre los guaraníes. El año pasado publicó Nación guaraní
 
ADHEMAR MANJÓN
EL DEBER
Elías Caurey (1977) nació en Ipitakuape (Cordillera-Santa Cruz), sus libros son un análisis profundo de la nación guaraní a la que él pertenece. Arakuaa Jembo ya está a la venta en Santa Cruz. 

¿Cómo seleccionó estos cinco ensayos para su libro? ¿Se publicaron previamente?
He seleccionado los cinco ensayos (Autonomía indígena y currículos regionalizados; El idioma guaraní y el ciberespacio; Sacerdotes y chamanes: Personajes diferentes cumpliendo un mismo rol en el arete (fiesta) guaraní; La dimensión social del “ndaye” (dicen que...) en la nación guaraní; y, Camiri y sus monumentos) en aras de ir aportando a ese “tape” (camino) que la nación guaraní ha trazado desde su “arakuaa” (sabiduría), plasmando su “ñande reko” (modo de ser) en su currículo regionalizado. Por tanto, el hilo conductor es la identidad, describiendo la cultura guaraní. 

De estos ensayos, el primero fue publicado en la revista Ciencia y Cultura Nº 30, 2013, de la Universidad Católica Boliviana; pero, para el libro hemos corregido y aumentado. Los demás son inéditos. Cada trabajo está abordado desde el enfoque de la sociología y la antropología, pero desde la visión guaraní.

El padre Francisco Pifarré comenta en el libro que usted es consciente de las apuestas históricas del pueblo guaraní de nuestro tiempo. 

¿Cuáles son esas apuestas?
El padre Pifarré, quien gentilmente aceptó prologar mi libro, acertadamente hace mención a varias apuestas, de las cuales, tres son las que considero de capital importancia: 1) la nación guaraní de hoy cuenta con un importante caudal humano de personas formadas y el reto está en cómo lograr que lo técnico se logre conectar y establecer lazos profundos con la sabiduría del pueblo guaraní que persiste vivamente en nuestro tiempo; 2) Cómo lograr que dos “herramientas políticamente poderosas” como la Autonomía Indígena Originaria Campesina y el currículo regionalizado, contemplado en la Ley de Educación Nº 70, puedan ser integradas y desarrolladas de forma apta y adecuada para beneficio y provecho para la reconstitución territorial de la Nación Guaraní; y 3) Cómo lograr que los guaraníes de hoy, vinculados física y simbólicamente a unos espacios territoriales determinados, desarrollen dimensiones nuevas de etnicidad y universalidad al ingresar al amplio mundo del ciberespacio utilizando el vehículo comunicacional de su lengua y la modalidad de su cultura.

La traducción del título es Educación, lengua y cultura ¿Cuáles son los pilares actuales de estos tres procesos en el pueblo guaraní?
Mi libro lleva el título de Arakuaa Jembo, que significa: Ara + kuaa = tiempo, cosmos + conocer: conocer el cosmos y Jembo: ramificaciones o aspectos específicos. 

Como se podrá ver, es este el sentido y el origen del título de la obra que pretende mostrar algunos de sus jembo reta (ramificaciones) del arakuaa guaraní, como son: la educación (plasmado en su currículo regionalizado trabajado desde el Consejo Educativo Guaraní “Mboarakuaa Guasu”), lengua (en la utilización del idioma guaraní y ahora asentada en el trabajo que viene realizando el Instituto de Lengua y Cultura Guarani Juan Añemotï) y cultura (sostenida por los Arakuaa Iya y Ñee Iya Reta = poseedores de la sabiduría y de la palabra). 
Uno de los ensayos aborda el idioma guaraní en los tiempos de internet, 

¿Cómo ha servido esta red para reafirmar la identidad cultural guaraní?
El ciberespacio es hoy una realidad y sea cual sea la posición que uno tome, se trata de una situación manifiesta que merece consideración, pues se ha constituido en un escenario donde se comienza a tejer las relaciones sociales, es un espacio de socialización de la información; en tal sentido, este artículo toca el uso del idioma y, de manera concreta, el idioma guaraní, remarcando que su uso en el ciberespacio se ha constituido en un elemento fáctico de construcción de etnicidad, lo que equivale a decir que está contribuyendo realmente a desarrollar un conciencia de pertenencia a la nación guaraní.

Es un ensayo que invita a reflexionar sobre el sujeto individual y colectivo guaraní en la era de la informática en pleno siglo XXI, donde la globalización es el común denominador y la identidad cultural del guaraní está comenzando a cobrar fuerza, por ejemplo: se puede encontrar blogs en guaraní, nombres y mensajes en las redes sociales, etc. 

Tiene un tomo correspondiente al chisme como regulador social del pueblo guaraní.

En una sociedad donde la “interacción social” juega un rol importante y a la cual se la debe entender en su “forma” simbólica, como diría G. Simmel, donde están los individuos, la colectividad y sus intereses, es necesario analizar mecanismos de “control social”. Por tanto, el propósito del ensayo es encontrar elementos culturales que permitan una aproximación a “la dimensión social del “ndaye” (dicen que...) en la nación guaraní” a partir de las relaciones sociales que se dan en una institución (internado) y cómo este se convierte en un elemento poderoso de control social. Metafóricamente, podríamos decir, mientras en una sociedad haya más “dicen que…” y se socialice la información, sería más transparente y habría menos tabúes que provoca miopía social.

El libro se lo dedicó a Elio Ortiz, que acaba de ganar el Premio Nacional de Novela en idioma originario, ¿Cuál es la importancia de la obra de Ortiz para entender pueblo guaraní?

Che rikei (mi hermano mayor) Elio Ortiz García es el más grande de las letras guaraní y símbolo de la revolución del lápiz y el papel de la nación guaraní, porque entendió el mandato de nuestros tenondegua reta (antepasados) cuando dijeron que la “lucha ya no es con arcos y flechas, sino con lápiz y papel”. Las obras de Elio, escritas y audiovisuales, es una referencia obligatoria para entender al pueblo guaraní desde lo guaraní. Es lo que puedo decir, porque para mí, él vive.